Nieve, coles y papás

Escucho esta mañana a un padre indignado porque ha llevado a sus hijos al colegio y se lo ha encontrado cerrado. Se queja y se queja y se queja para terminar diciendo que tanto él como su mujer trabajan y no pueden hacerse cargo de los niños... escalofríos me ha dado esa afirmación.

Las empresas priman el beneficio puro y duro sobre cualquier otra consideración, es su naturaleza, su razón de ser. Cada vez más se está poniendo de moda lo de ser "familiarmente responsable", hace progre y de izquierdas eso de conciliar vida laboral y familiar. Pero a la hora de la verdad son los propios trabajadores los primeros en anteponer sus obligaciones laborales sobre las familiares.

Si los propios padres no son capaces de entender que estando el colegio cerrado uno de los dos progenitores tienen que quedarse en casa y ocuparse de sus hijos, ¿cómo esperan que lo entiendan las empresas?

Terminaba el cariñoso papá diciendo, con tono cabreado, que en un rato le tocará bajar a los niños a la calle porque están deseando jugar con la nieve... pobre, qué sacrificio. Y sobre todo, pobres niños, con un padre que preferiría estar en la oficina a pasar un día muy especial con ellos.

Comentarios

  1. ufffff, niños, coles, nieves, papas, mala mezcla, que sarpullido, lo siento techu pero es mi sentir.

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  2. ¿De verdad creéis que el padre prefiere ir a trabajar a quedarse con su hijo? Pues no sé en este caso, pero en la mayoría lo dudo. Lo que pasa es que sabe que si falta un día porque se queda a cuidar de sus hijos se arriesga como mínimo a un sermón por su falta de profesionalidad y en algunos casos a una sanción o incluso a un despido. Así que opta por correr los menos riesgos posibles. No es que los padres no sean comprensivos con las causas de fuerza mayor, es que las empresas no lo son. La conciliación no es progre, es imprescindible. Y me temo que echarle la culpa a los trabajadores no ayuda a avanzar en el camino.

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  3. Mira CELITA, estoy hasta las narices de comprobar como la inmensa mayoría de los trabajadores esperan que se les aparezca la virgen, que las cosas se hagan solas, que los derechos vengan en el roscón de reyes, que sea otro el que les resuelva la papeleta.

    Insisto en mi opinión: si el padre se queja amargamente del cierre del colegio en lugar de quejarse de la incomprensión de su empresa, está equivocando el camino.

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