Curiosidades tejeriles IV - la fibra de angora

La angora es una fibra natural cálida y suave que suele utilizarse en tejidos mezclada con lana. Procede de los conejos de Angora, que se crían en granjas para la producción de esta fibra. No hay que confundir con el mohair, que procede de las cabras de Angora ni con el cashmere, procedente de la cabra de Cashmere. Y desde luego, nada que ver con los gatos de Angora.

Se cree que los conejos de Angora proceden de Turquía, de la región hoy conocida como Ankara. En el siglo XVIII, la realeza francesa los utilizaba como animales de compañía y hoy en día siguen utilizándose como mascotas, por su belleza y su carácter tranquilo.

Los conejos se esquilan cada tres meses y llegan a producir hasta 1,5kg de pelo al año.

Hasta los años 60 la mayor cantidad de pelo de Angora se producía en Francia, pero actualmente el lider en la producción de este tipo de fibra es China (aproximadamente, el 90% del total en todo el mundo).

Y aquí es donde empieza la polémica, de la que es posible que hayáis oído hablar. Inditex, H&M y otras muchas empresas fabricantes de ropa han renunciado a utilizar la angora en sus prendas debido a las denuncias de maltrato animal.

En China la manera de obtener el pelo de los conejos es tan cruel y salvaje que las principales marcas, al conocerlo en 2013, detuvieron de inmediato los pedidos. El proceso es manual y debería ser algo parecido al esquilado, sin dañar al animal. Pero los procedimientos utilizados para obtener entre un 50% y un 75% más de pelo pasan por arrancar el pelo en lugar de esquilarlo. No quiero abundar en los detalles y os aconsejo que no busquéis en internet imágenes o videos: es muy, muy desagradable.

Hay otros países productores de pelo de Angora: Chile, Argentina, Hungría, República Checa... y pequeños productores por toda Europa.

Por ejemplo, Georgia Spausta, en Herzogbirbaum, Austria.




En su pequeña granja produce pelo procedente de 25 conejos que se esquilan 4 veces al año, consiguiéndose 300gr de pelo en cada esquilada, que realiza ella a misma con todo el cariño del mundo. Vende el pelo directamente o en mercados locales.

A su granja corresponden las imágenes que os traigo, fotografías realizadas por Heinz-Peter Bader/REUTERS Marzo 2015.






Así que si queremos comprar este tipo de fibra, sería bueno que comprobásemos la procedencia de las fibras o acudiésemos a alguno de estos pequeños productores. Es posible que nos resulte más cara, pero saber que no colaboramos con prácticas salvajes merece ese gasto.

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