Estábamos en la caseta 198, Ediciones Escalera, venga a firmar ejemplares del libro colectivo, Javier Serrano, Manu Espada y una servidora, los dedos entumecidos incapaces ya de más florituras sobre el papel, cuando se acercaron unos scouts de unos once años, tres meses, dos días, cuatro horas y catorce minutos. Con su ojo entrenado, con su olfato agudo, con su oído atento, reconocieron rápidamente a las personas más importantes de la caseta. No éramos nosotros, claro, sino los editores. - ¿Nos puedes firmar? - le pidieron a Talía. Traían una hoja de papel con algo impreso por una cara, la otra en blanco; reciclando, que chicos tan majos. Nuestra editora se puso la sonrisa de aturdir y nos los pasó: - No, yo no, ellos... Firmamos, claro está, en el convencimiento de que ese grupo ganaría la prueba de recoger firmas de escritores famosos. Tres del tirón, ahí es nada. Ahora, Javier, Manu y yo tenemos que ir todos los sábados al grupo scout, montar las tiendas, hacer fuego, orientar