Desmontando a mi madre

© 2013 Mayte Sánchez Sempere Mi madre fue siempre una persona absurda, de gustos estrafalarios y costumbres extrañas. Vestía de manera absolutamente inapropiada, no sólo para su edad sino para cualquier edad. Jamás conseguimos que se maquillase o fuese a la peluquería a peinarse, nunca consintió en arreglarse adecuadamente para ir, por ejemplo, a una boda. Mis hermanas y yo la dejamos por imposible cuando apenas habíamos dejado atrás la adolescencia y a pesar de las continuas recomendaciones de mis tías, decidimos no intentarlo más. Yo creo que perdió la razón o la vergüenza, o ambas cosas, cuando nosotras éramos pequeñas: se instaló en su extravagancia y no pudo ya salir de ella. En el fondo era buena persona, no digo que no, pero su falta de pudor nos hacía pasar muy malos ratos. Mi madre murió hace apenas una semana y desde entonces mis hermanas y yo buscamos por todos los rincones de la casa la herencia que nos corresponde. En el banco apenas había 100 euros, nada en o