Cuando la vida cambia y se pone toda de otro color, cuando el paisaje fuera de casa empieza a ser otoñal y dentro es de nuevo primavera, cuando el verano quiere quedarse en mi piel y el invierno se cuela por las rendijas de la madrugada, es ahora, cuando todo muta y gira y se recoloca, cuando retomo viejos proyectos e inicio otros nuevos. Abro y cierro poemarios, recopilaciones de relatos, colecciones de dibujos, pinturas y fotografías. Las historias se me escapan y van dejando un rastro que me empeño en seguir, tirando de ese hilo que se agita travieso para que no le pierda de vista. Y así, escribo, escucho, miro, siento y con los ojos cerrados huelo este bosque nuevo y a la vez antiguo en que me he internado, este bosque eterno en que a cada paso la vida se revela. Después de un verano de mar y pensamientos caracola, de indagar en la vida que viene del agua, en la historia y todo lo que nos ha ido dejando como abono del que nos alimentamos, llega el otoño y con él la naturaleza se pr