Poema
Entonces
cuando mi labio triste
anhelaba el beso del olvido
y la torcida línea de la vida
de palma a planta
me recortaba en dos medias verdades
entonces
cuando sólo dos verbos
mojaban mis tobillos
y toda yo era duda,
certeza,
y al despertar, de nuevo duda,
entonces,
la marea se instaló en una plaza
y en el ocaso
cien pájaros volaron
para traer del Este la luz azul,
las gasas,
los aromas,
de la Estambul
que amanece y se crea
nueva y distinta
cada vez que miramos.
cuando mi labio triste
anhelaba el beso del olvido
y la torcida línea de la vida
de palma a planta
me recortaba en dos medias verdades
entonces
cuando sólo dos verbos
mojaban mis tobillos
y toda yo era duda,
certeza,
y al despertar, de nuevo duda,
entonces,
la marea se instaló en una plaza
y en el ocaso
cien pájaros volaron
para traer del Este la luz azul,
las gasas,
los aromas,
de la Estambul
que amanece y se crea
nueva y distinta
cada vez que miramos.
Hola Mayte...
ResponderEliminarprecioso ese 'antes' y 'después', ese aroma que llega desde Estambul -mientras suena su oración por todas las calles- que quizá venga del Bazar de las especias, de sus calles, del Bósforo, de sus puentes, torres y mezquitas o quizá, simplemente, de este poema...
me ha gustado, el que más entre los que te he leído últimamente.
un beso
Me alegra que te guste... a mi también es el que más, je je.
ResponderEliminarBesos, cuidate.