Curiosidades tejeriles XVII - Kate Davies

Hoy, en «curiosidades tejeriles» vamos a conocer a la diseñadora británica Kate Davies.

Davies vive en las Highlands de Escocia, un lugar con maravillosos paisajes en donde pasea, escribe y diseña. Se doctoró en Historia del siglo XVIII y ha escrito numerosos libros, ensayos y artículos. Se ha especializado en historia textil, historia de las mujeres y diseño y ha combinado todos estos intereses en sus libros Colours of Shetland (2012), Yokes (2014), The Book of Haps (2016) e Inspired by Islay (2017). Además, desde 2015 fabrica su propia marca de lana escocesa.


Hasta aquí, parece la historia de una mujer emprendedora que ha tenido éxito. Pero hay más. A los 43 años Kate sufrió un accidente cerebro vascular, un ictus, que la dejó en silla de ruedas. Con el lado izquierdo del cuerpo paralizado, teniendo que aprender de nuevo a utilizar un tenedor, se le hizo muy difícil retomar el tejido. Pero lo hizo. Empezó por un par de calcetines y continuó día tras día.



Dice Kate «Mi abuela me enseñó a tejer, pero después del ictus no podía hacer cosas como peinarme. [...] Mi mano no recordaba como hacerlo. No sabía usar un tenedor. Pero enseñarme de nuevo a hacer esas cosas fue muy importante para mi y significaba que podría volver a tejer. [...] Era horrible, pero esos pequeños actos eran importantes».

«Cuando estás en una unidad de ictus, son muy realistas. No oía bien, lo que haría que la vuelta a mi trabajo como conferenciante fuera muy dificil. Además estaba en una silla de ruedas [...] No tenía prisa por volver al trabajo, pero cuando el terapeuta ocupacional me preguntó qué iba a hacer a corto y a largo plazo, le dije que haría patrones de tejido y los vendería. Pensaron que estaba loca».

Su inspiración está en los paisajes que la rodean y en sus tradiciones, combinando así sus conocimientos académicos y su pasión por Escocia.


Ahora, algunos de sus patrones se han vendido hasta 40.000 veces. Compra lana a ganaderos locales y decide los colores para los tintes, elaborándose todo en pequeñas fábricas locales. Su marido, fotógrafo, comparte con ella la pasión por los paisajes y la historia local, así que colabora con ella en los libros.


Y Kate, que no puede correr, ni nadar, dos cosas que le encantan, es feliz, siente que tiene algo que ofrecer: ayudar a otros a atreverse a volver a tejer.


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