Poema

Ya sé que me quieres
y que me das cariño
de eso me sobra
pero me falta algo...

dime cosas bonitas, anda, tonta,
tonta,
tonta, estúpida, que eres gilipollas,
es que te echo de menos
pero esto se me pasa si te veo mañana
y no quedas con ellas,
que no me entere yo,
ya te lo digo
clarito y suave:
te abro la cabeza

es que te falta entrega, cari,
tonta,
no seas gilipollas,
no me llores
ya mañana lo hablamos y se me pasa todo.

Al otro lado,
estoy segura,
una chica, no más de veinte años,
no acertó la respuesta correcta:


que te aguante tu madre,
esa que te parió
y te educó
para hozar en maceta.






(Este poema está basado de forma casi literal en una conversación telefónica de la que sólo escuché la parte de él, un chico de unos veinte años de un barrio de clase media de Madrid. Oyéndole hablar lamenté no ser un hombre  de 1,90 de estatura, creo que es fácil deducir el por qué... Me alucina, me espanta, ver gente tan joven mantener relaciones tan poco saludables. Esa chica acabará recibiendo más de una bofetada, estoy segura y no sólo es culpa del animal del niñato, también de ella por consentir el primer insulto, la primera falta de respeto. ¿Cómo hemos educado a los jóvenes? Me parece que no hay leyes bastantes para acabar con los malos tratos, la sociedad parece ir marcha atrás y en lugar de aprender a amar en libertad y respeto parece que volvemos a la cueva, a arrastrar a la hembra por los pelos y arrearle un garrotazo al macho que se le acerque. Como véis, no es un tema de personas "mayores" ni de inmigrantes, es un problema muy grave en el que lo peor, por desgracia, no son las muertes pasadas sino las vidas futuras).

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