Amanece en Estambul. IX
© Mayte Sánchez Sempere 2010 |
Sólo me escuchará
el hombre solo,
el que se sabe solo,
el que se quiere solo
ese hombre
de huesos transparentes
que lleva el mundo
tatuado
en las muñecas,
sólo él,
caminante de rutas secundarias
y pupilas gastadas por el miedo,
ese hombre
que se bebe las horas
como el amargo cáliz
del destino
y eleva la mirada
porque se sabe solo
mientras hunde los pies
en uno de mis charcos.
el hombre solo,
el que se sabe solo,
el que se quiere solo
ese hombre
de huesos transparentes
que lleva el mundo
tatuado
en las muñecas,
sólo él,
caminante de rutas secundarias
y pupilas gastadas por el miedo,
ese hombre
que se bebe las horas
como el amargo cáliz
del destino
y eleva la mirada
porque se sabe solo
mientras hunde los pies
en uno de mis charcos.
Porque es el Hombre. No abundan.
ResponderEliminarA veces, el problema es saber estar estar solo, aceptarse solo y - como dices - quererse solo. Es difícil, pero cuando se acepta esa condición, entonces está listo para dejar la soledad.
ResponderEliminarMe gusta tu poema, Mayte.
Saludos.
Leo
Gracias chicos por venir.
ResponderEliminarAbrazos.
Muy bueno, Mayte.
ResponderEliminarUn beso.
Delicioso es sentir tu agua fresca, Maitetxo.
ResponderEliminarBesazo
Gracias Paloma :)
ResponderEliminarBesos
Qué bonito Mayte.
ResponderEliminar...ese hombre...
Ay Estambul!...quiero volver, algún día.
besos
Y yo quiero ir a Estambúl algún día :)
ResponderEliminarBesos