Poema
Pregunta al ermitaño
que habita en tu paraguas
¿por qué, si no la lluvia,
por qué, si no el granizo?
Pregúntale por qué te estás mojando,
por qué de cada paso
sólo comprendes medio.
Pregúntale y observa
cómo se transparenta,
cómo suelta el paraguas,
cómo abre la boca.
Cada pregunta
le quiebra una varilla,
rasga la tensa seda
de tus seguridades.
Sal a la calle y sigue preguntando
¿por qué, si no la vida,
por qué no soy más sabio?
que habita en tu paraguas
¿por qué, si no la lluvia,
por qué, si no el granizo?
Pregúntale por qué te estás mojando,
por qué de cada paso
sólo comprendes medio.
Pregúntale y observa
cómo se transparenta,
cómo suelta el paraguas,
cómo abre la boca.
Cada pregunta
le quiebra una varilla,
rasga la tensa seda
de tus seguridades.
Sal a la calle y sigue preguntando
¿por qué, si no la vida,
por qué no soy más sabio?
Y después de tanta incógnita, llegaremos empapados-
ResponderEliminarNos la pasamos preguntando, y tratando de resguardarnos, y así la vida se va y se va, como el gua de las manos.
Precioso poema.
ABRAZO GRANDE
SIL
Errata: agua :)
ResponderEliminarSIL, ese es el problema, que nos resguardamos demasiado. Las respuestas son como el agua, mojan.
ResponderEliminarAbrazos.