Poema
Un cansancio gigante
me retiene en la cama.
¡Olvidadme!, murmura
en el vórtice blando
la conciencia encerrada en la caja del cráneo.
Si me pongo en pie
quebrarán mis tobillos
los gritos de las piedras que escapan del subsuelo;
las aguas subterráneas
trepan por las paredes,
lágrimas invertidas que me anegan los labios.
Soy centro de mi misma
y suburbio de todo,
nada fuera del límite
de una piel que me abriga,
un instante de azul,
una nota,
una mano que tiembla
y un acento quebrado.
No puedo levantarme más allá de mi cima,
tengo un esqueleto
que no aguanta la lluvia
y fuera de mi casa
no deja de llover, últimamente.
me retiene en la cama.
¡Olvidadme!, murmura
en el vórtice blando
la conciencia encerrada en la caja del cráneo.
Si me pongo en pie
quebrarán mis tobillos
los gritos de las piedras que escapan del subsuelo;
las aguas subterráneas
trepan por las paredes,
lágrimas invertidas que me anegan los labios.
Soy centro de mi misma
y suburbio de todo,
nada fuera del límite
de una piel que me abriga,
un instante de azul,
una nota,
una mano que tiembla
y un acento quebrado.
No puedo levantarme más allá de mi cima,
tengo un esqueleto
que no aguanta la lluvia
y fuera de mi casa
no deja de llover, últimamente.
Una gran fuerza que por otro lado paraliza (o al revés). Mientras tu cuerpo se va sintiendo mejor, puedes refugiarte en la palabra. Esa que alcanzas tan bien...
ResponderEliminarUn besito muy grande.
En cuanto leo que en tu blog pone 'poema' me lanzo a leerte...
ResponderEliminarse echan de menos...
y nunca me dejan indiferente.
besos
Gracias chicos... ando en crisis poética, me da la sensación de que es imposible alcanzar la puerta de salida de la mediocridad. Empiezo a pensar que no sé distinguir un buen poema de uno malo... lo dicho CRISIS POÉTICA GORDA. Pero calma, lo tomaré con calma :)
ResponderEliminarBesos a los dos.