Universo en expansión
- Sin puntos
de referencia estables, no se puede medir el espacio. Sin un espacio
medible, no se puede medir el tiempo. En un universo en continua
expansión debemos buscar puntos de referencia estables para poder saber
cuántos segundos transcurren desde que la estrella revienta en mil
pedazos hasta que nos alcanza uno de ellos. Uno pequeño que se acerca
atravesando un espacio que se dilata continuamente y hace que su carrera
se alargue y la agonía de este planeta se prolongue. La esfera de mi
reloj es un espacio medible, el movimiento de las manecillas nos sirve
para medir los segundos, los minutos, las horas. Pocas. Muy pocas horas,
dicen, le quedan a este pequeño punto sin importancia dentro de un
universo en continua expansión. Fíjate bien, quizá la aguja grande no
llegue a dar la vuelta completa. El reloj no se expande, es un espacio
finito y estable, el tiempo se queda dentro y sólo gira. ¿Comprendes lo
que te quiero decir?
Desnuda
sobre la arena ella le mira sin decir palabra. En el cielo azul una luz
crece. El pedazo de estrella se acerca y ella se siente estúpida. ¿Para
qué echar el último polvo? ¿Qué sentido, que no sea el que le ha buscado
más de un guionista de televisión poco imaginativo, qué sentido tiene
terminar en pelotas gimiendo de placer mientras el mundo se desintegra?
¿Para qué recurrir a algo tan conocido? ¿No sería mejor probar algo
nuevo, hacer algo cuyas consecuencias sabes que nunca vas a tener que
pagar? Sea lo que sea, nadie te va a pedir cuentas mañana porque mañana,
en un universo en continua expansión, los pedazos de este pequeño punto
insignificante viajarán a toda velocidad en todas direcciones,
provocarán cráteres en Marte y Venus, se quedarán prendidos de la órbita
de Júpiter o llegarán hasta el Sol portando restos de adn de un
sinnúmero de especies que el hombre aún no ha llegado a entender.
Se levanta y se mete en el agua. Él la mira extrañado.
- No tardes, casi no queda tiempo.
Ella empieza
a nadar hacia el horizonte. El agua está fría. Nada hacia la luz que se
acerca, alejándose del reloj, de lo sabido, de él. Por fin, sin miedo,
alejándose de él.
En un
universo en continua expansión, a veces, las líneas rectas se curvan y
las órbitas se modifican o, sencillamente, una mujer nada hacia el
horizonte y la eternidad se instala entre sus piernas, allí dónde un
hombre esperaba morir y sin embargo, no le queda más remedio que seguir
buscando un punto de referencia, un espacio estable, una medida para el
tiempo, ahora que ella se ha ido.
Añado un dato, por si no lo conocieras, que supongo que sí: en el universo en continua expansión, cuanto más se aleja, más rápido se aleja, ella.
ResponderEliminarMagnífica narración y,como siempre, apuntando a la diana. Los buenos relatos no salen por casualidad.
Gracias Jaime :) Acabaré escribiendo bien o al menos creyéndomelo, ja ja ja.
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