Añoro mi inocencia

Añoro a veces
el corazón apátrida
capaz de dibujar mapas del mundo
en la arena de un parque,
columpios oxidados,
selváticas adelfas,
fuentes de caños fríos,
océanos de asfalto.

Añoro a veces
o siempre,
cada día,
la siesta obligatoria del domingo,
el futuro
imposible
de ser Amelia Earhart,
volar,
ser Harold Lloyd
a las tres menos cuarto.

Añoro aquella paz
de la ignorancia,
la fe
en un amor que llegaría,
infinitos posibles
en la noche de Reyes,
¿qué serás de mayor?
miles de dudas,
sueños, pasos seguros y tropiezos,
lecciones
que urdieron dos verdades:
solo existe el camino recorrido
y el amor es lo único que vale.

Este es el poema que leí ayer en Carabanchel. Fue una noche preciosa en la que la poesía se llenó de emoción y sonrisas, una noche en que unos cuantos poetas dieron muestra de su ilusión y buen hacer a un gran grupo de aprendices de persona. Los poetas, ellos, los chicos de AFANDICE; los aprendices, nosotros.

Comentarios

  1. El poema es precioso y repleto de claves comunes.
    Yo tendría que haber estado allí por pura convinción Mayte pero......

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. realmente, como dice Bletisa, el código común de lo añorado. hermoso, hasta humedecer los ojos.
    un beso, Mayte!

    ResponderEliminar
  3. Eso es, Mayte, eso, es. Pena habérmelo perdido.

    ResponderEliminar
  4. me gustó cuando lo leiste, y verlo otra vez, pues imagina.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Curiosidades tejeriles IV - la fibra de angora

Curiosidades tejeriles XII - Los grosores del hilo

Tres milagros