Últimas lecturas - Destino Trieste

A veces me gusta internarme en una serie de lecturas relacionadas entre sí, como si al hacerlo cada una reforzase la anterior y animase a la siguiente.

En esta ocasión, me trasladé a Italia camino de la ciudad de Trieste...


Natalia Ginzburg
Querido Miguel - 9/10

No conocía a esta autora y lo lamento. En esta historia lo que pasa es mucho menos importante que cómo se cuenta. Es una de esas historias que se terminan demasiado pronto y saben demasiado bien, tanto que apetece empezar de nuevo para volver a saborear las palabras. De hecho, lo terminé y empecé de nuevo hasta que sentí que se enroscaba demasiado. Una experiencia muy buena que me empuja a buscar más obras de Natalia Ginzburg.
Trieste (O el sentido de ninguna parte)
Jan Morris - 9/10

A Jan Morris tampoco la había leído. Esta obra me la recomendaron en la Feria del Libro de Madrid y como Trieste es uno de esos sitios a los que siempre he querido ir, me decidí. La experiencia ha sido agridulce. Hay que tener en cuenta que Morris cuenta Trieste a través de la historia y de su experiencia en la ciudad, primero como soldado al final de la Segunda Guerra Mundial y luego a través de sus siguientes visitas. Trieste es un lugar mágico, un poco fuera del mundo, un poco fuera de la realidad. Su historia le da y le quita importancia, la llena y la vacía, la eleva y la hunde, dejándola siempre con un pie dentro del agua y el otro fuera. La nostalgia, todo lo que se ha perdido por el camino me hacen perder en cierto modo las ganas de ir, porque sé que la Trieste que voy a encontrar no será como la que imagino. Pero aun así, algún día iré, estoy segura.

La conciencia de Zeno
Italo Svevo - 8/10

Me quedé en Trieste. Esta novela, con sus tintes freudianos y su ácido sentido del humor nos lleva a una Trieste inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial, una ciudad en la que el comercio lo es todo. Me cuesta calificar o clasificar esta historia. Está bien contada, eso es innegable. Y retrata una clase social que en 1923, año en que se publicó por primera vez, debía ser abundante en Trieste y en muchos otros lugares de Europa: comerciantes, personas con dinero y relaciones sociales basadas en él, personas con demasiado tiempo libre y preocupaciones a veces absurdas, enfermedades imaginadas. Una clase social que nunca desaparece: los que lo tienen todo y a pesar de ello, sufren porque no saben lo afortunados que son. Me ha gustado, aunque el final se me ha hecho un poquito pesado y me ha parecido que el remate era un poco flojo, un poco apresurado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Curiosidades tejeriles IV - la fibra de angora

Curiosidades tejeriles XII - Los grosores del hilo

Tres milagros