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Mostrando entradas de julio, 2012

Universo en expansión

- Sin puntos de referencia estables, no se puede medir el espacio. Sin un espacio medible, no se puede medir el tiempo. En un universo en continua expansión debemos buscar puntos de referencia estables para poder saber cuántos segundos transcurren desde que la estrella revienta en mil pedazos hasta que nos alcanza uno de ellos. Uno pequeño que se acerca atravesando un espacio que se dilata continuamente y hace que su carrera se alargue y la agonía de este planeta se prolongue. La esfera de mi reloj es un espacio medible, el movimiento de las manecillas nos sirve para medir los segundos, los minutos, las horas. Pocas. Muy pocas horas, dicen, le quedan a este pequeño punto sin importancia dentro de un universo en continua expansión. Fíjate bien, quizá la aguja grande no llegue a dar la vuelta completa. El reloj no se expande, es un espacio finito y estable, el tiempo se queda dentro y sólo gira. ¿Comprendes lo que te quiero decir? Desnuda sobre la arena ella le mira s

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La petición. Relatos I Certamen de Relatos de Cerveza Ficción Laura Muñoz Hermida y otros 8/10 Podría decir que el relato que más me gusta es el mio, pero quedaría un poco feo, así que me lo callo. Hay, creo, para casi todos los gustos: algunos más divertidos, otros más "negros". Una buena selección. Todo está perdonado Rafael Reig 6/10 Una historia que en muchos momentos pierde el ritmo en disquisiciones políticas o futbolísticas demasiado abundantes, para mi gusto. El Cairo Nuevo Naguib Mahfuz 9/10 Un intenso retrato de una sociedad que a pesar del tiempo y la distancia no está demasiado lejos de lo que podemos encontrar hoy entre nosotros. Ambición, corrupción, mentira... males tan humanos como eternos.

Olas

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Este es un nuevo proyecto: CuAeNTOS (cantos y cuentos). Microrrelatos únicos porque únicas son las piedras o cantos sobre los que irán escritos e ilustrados; únicos porque no es necesario colocar las piezas siempre en el mismo orden sino que se puede jugar con las palabras y las ilustraciones.

Ardiente Adonis

¿Cuántas formas hay de matar? Infinitas, diría alguien sin pensarlo mucho… y algún cursi añadiría “tantas como formas de amar”. Acabo de recibir un correo de esos que traen pegadas con almíbar fotografías de puestas de sol, gatitos y ramos de rosas. ¿Tengo o no tengo motivos de sobra para matar? Bueno, pues no, no se trataba de matar al remitente del correo aunque también se lo merezca ni tampoco de matar a cualquiera, no: necesitaba matar a alguien concreto, no soy una psicópata, ni una sociópata ni ninguna otra cosa terminada en “ópata”. Se trataba de “Defensa Propia”, un concepto que a todos nos resulta familiar (de hecho, mi madre tiene una tía que se llama así). Teniendo ya el móvil, tocaba planear el crimen… lo que viene siendo “la premeditación”, que a pesar de ser absolutamente necesaria resulta que es un agravante. ¿Es que pretenden que una mate así, a lo loco, sin planificar ni nada? Eso sí debería ser agravante: matar de cualquier manera y sin pensarlo. P